miércoles, 1 de diciembre de 2010

LAS MALAS DECISIONES (I)


La componenda política

La primera, y lamentable decisión para el pueblo de Zuera, que adoptó el actual alcalde, tras obtener una mayoría minoritaria en las urnas, las pasadas elecciones fue “arreglarse” con el concejal del Par. Bien es cierto que siendo él un ultra-conservador, hoy reconvertido en neocon y su actual socio un oportunista con pocos (¿?) escrúpulos, podemos convenir que el de ambos fue un apaño natural. De profunda repercusión negativa para el pueblo de Zuera, pero natural o, al menos, lógico. El uno quería ser y el otro, obtener.
De esa desafortunada circunstancia se está derivando todo el exiguo legado que el actual mandato nos está deparando: presupuestos maquillados e incumplidos, improvisación  a todas caras, paralización de trascendentales proyectos (Los Llanos, por ejemplo), amagos con otros, que no se materializan (accesos por Valdelahorca) y, eso sí, mucho gesto y palabrerío, mucho movimiento de aspas. Por no hablar de asuntos más graves, que ya están en boca de todos.
En la superficie, tareas ordinarias de limpieza y cosmética urbana, pero sin ningún criterio ni perspectiva a largo plazo. Ninguna plusvalía notable se está aportando al municipio en el actual mandato, ni en materia de infraestructura o nuevos equipamientos y servicios ni en promoción o proyección de Zuera de cara al exterior y tampoco, en todo aquello que guarda relación con la modernización o la formación.
Debemos considerar que todos estos aspectos son determinantes en orden a rearmar y relanzar el municipio en una coyuntura que nos ha envuelto a todos en una profunda depresión, pero de la cual más pronto que tarde habrá que plantearse salir. Todo ello, claro está, en el supuesto de que pretendamos que este pueblo vuelva por sus fueros y recupere el dinamismo y la vitalidad que en un momento dado llegaron a caracterizarlo. No tengan duda de que Zuera dispone para ello de recursos más que suficientes. Pero hay que saber emplearlos.
Somos conscientes de que en buena medida todo ello está a expensas de la recuperación general del sistema, pero no es menos cierto que la espera debe ser proactiva, es decir, no basta con esperar a que te pasen la pelota, hay que desmarcarse, abrir espacios y de esta manera, contribuir a crear ocasiones que rentabilicen mejor el esfuerzo del conjunto. El resultado final ya se verá, pero no es lo mismo que llegado el momento nos coja a pie de obra con la mente despejada, que con los pantalones abajo, con perdón.
Cada mandato municipal debe servir básicamente para dos cosas, aparte de las tareas cotidianas, a las que se les supone ya encajadas en el sistema de funcionamiento. Una es llevar a cabo actuaciones que redunden en el bienestar de los ciudadanos y en la generación de riqueza para el municipio y la otra, sentar las bases para que en los mandatos siguientes las personas que asuman las responsabilidades de gobierno puedan continuar esa labor. Los sucesivos gobiernos socialistas cumplieron holgadamente con ambos objetivos: transformaron y crearon las condiciones necesarias para que las transformaciones continuasen. Basten en este caso como muestra, tres ejemplos. Zuera Sur: viviendas públicas a precios razonables, suelo público a disposición para nuevos equipamientos y suelo privado para vender y edificar. Llanos de la Estación: proyecto redactado para impulsar un nuevo Parque empresarial y la creación de puestos de trabajo. Piscina cubierta, nuevo gimnasio y pistas de atletismo: aunque las inauguró la actual Corporación, su construcción fue  promovida y financiada por el último Ayuntamiento socialista.
Hoy, buena parte de la vida social de Zuera se asienta en las instalaciones culturales y deportivas, así como en los amplios espacios verdes que los gobiernos socialistas previeron al impulsar el desarrollo urbanístico y económico de Zuera.

Un mal paso tan trascendental como fue la constitución del actual gobierno municipal, acarrea una cadena de acontecimientos en la mala dirección, que siempre acaba pagando el municipio, ya sea en desorientación, pérdida de oportunidades, de dineros, o incluso, en degradación.


Emiliano

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