lunes, 28 de febrero de 2011

El Par, viaje de ida y vuelta


La alineación del Par en Zuera siempre ha sido una opción de la derecha. Los primeros años de la democracia cuando los sectores más fieles al franquismo no entendían nada y carecían de capacidad para incidir en los acontecimientos, emergió una derecha si no moderna, sí lo suficientemente inteligente como para asumir sin mayor esfuerzo los valores democráticos. Un sector social de clases medias, fundamentalmente representado por pequeños empresarios, comerciantes y pequeños agricultores. Este sector, en Zuera, un marco preciso de relación donde todo el mundo se conoce, estaba lógicamente asociado a determinados rostros y personajes, nada o muy poco vinculados a la derecha que tradicionalmente había ocupado el poder municipal hasta finales de la década de los 70, y compareció en las primeras elecciones locales bajo las siglas de UCD. A principios de los 80 la candidatura sufrió una crisis interna a escala local y la UCD, como organización política, apenas puedo subsistir tras las grandes convulsiones que la sacudieron antes y después de la dimisión de Adolfo Suárez. Uno de los resultados de estas circunstancias fue que un sector que inicialmente se había identificado con el ideario de la UCD recondujo sus efectivos hacia el entonces recientemente creado, Partido Aragonés Regionalista. Todo ello en un escenario político en el que hasta el momento no había hecho acto de presencia el PP.

Como suele suceder en todos los periodos históricos caracterizados por un poderoso impulso renovador -o “revolucionador”- éste se va atenuando a medida que se roza con la realidad, cual si de rodajes se tratara en contacto con el pavimento. Se avanza, pero se produce un desgaste. Y es este desgaste el que, frecuentemente, mueve a los actores que intervienen a volver la mirada a sus marcos tradicionales de referencia y buscar el calor y el cobijo de sus idearios de origen.

De este forma fue como con el paso del tiempo el Par se volvió a encontrar ideológicamente hablando, en el mismo sitio en el que poco después se instalaría el PP. Un PP con el cual, si dejamos al margen ciertos personalismos y cuestiones tácticas, comparten prácticamente todo. No hay más que ver como convocatoria tras convocatoria le ha ido segando la yerba el uno al otro, a pesar del anacrónico y autoritario perfil político que caracteriza al cabeza de lista del PP. Es decir, que el Par tácticamente, predica “centro”, pero estratégicamente, donde verdaderamente cosecha votos es en la derecha. De sus actos ya, ni hablamos, por pura evidencia.

De tal manera que en la actualidad, podríamos decir que sólo cuestiones de verdadero oportunismo político son las que mantienen viva una organización política, hoy puesta al servicio casi exclusivo de los intereses particulares de quienes la controlan. La candidez y la confusión que late en ciertos sectores del electorado son elementos que contribuyen al mantenimiento del actual estatus político local, del cual, como es sabido, se están derivando nefastas consecuencias para el municipio, producto de la conjunción de intereses personales que hoy rige el destino del Ayuntamiento.

Este Par del que hablamos ha decidido hace un par de meses, que su candidato a la Alcaldía de Zuera sea la persona a la que en los albores del presente mandato abrió un expediente disciplinario con visos de expulsión, por haber faltado a la disciplina de su Partido, en los pactos que en aquel momento éste, el Par, tenía suscritos con el PSOE y que su representante en el Ayuntamiento de Zuera no respetó. Ya es del dominio público, que todo aquel aparente proceso de penalización quedó convertido en un juego de simulación.

Es la misma persona que, no contento con el sueldo que consiguió “de salida” de 3.000 € mensuales, no ha cesado estos cuatro años de buscar complementos salariales por doquier, sirviéndose de su condición de munícipe.

El mismo que por una cuestión de aquí tengo yo un Acampo, paralizó la ejecución del Polígono de Los huertos, que hoy debería estar terminado y dispuesto para la venta de parcelas y la captación de nuevas empresas.

O aquel que no ha dudado en llevarse a su casa un negocio de energías alternativas, el ya tristemente famoso macrogenerador eólico, que perfectamente podía ser instalado en suelo municipal, de manera tal, que los posibles beneficios fueran a parar al erario público en lugar de a sus bolsillos.

También es el hombre de cuya mano parecen haber tenido entrada las prácticas corruptas en el Ayuntamiento, convenientemente consentidas y amparadas por el Alcalde. El affaire del arquitecto municipal, asunto todavía no aclarado, ni por Larqué ni por Nasarre, a pesar de las acusaciones vertidas sobre ellos, que nunca han llegado a desmentir públicamente y mucho menos a denunciar,- como hubiera sido lógico en el supuesto de que fueran falsas- puso en evidencia la existencia de irregularidades técnicas y económicas, cuya existencia se presumía, pero que la opacidad y la complicidad vía sumisión del Alcalde habían impedido poner de manifiesto.

Bueno, pues este tipo de individuos es el que uno de los Partidos políticos que concurrirán a las próximas elecciones municipales, en este caso, el Par, nos propone para que continúe haciéndose cargo de la hacienda pública municipal, del urbanismo y de los intereses comunes de los zufarienses.

Luego habrá quien se queje de que hay gente que detesta a la clase política y la considera incluso como uno de los principales problemas que tiene el país.

Añadamos, no obstante, que si bien son, a nuestro entender, absolutamente condenables estas maneras de comportamiento de determinados Partidos políticos, más pendientes de sus propias estructuras e intereses de poder que de servir a la ciudadanía, qué decir de las personas que conscientes de los desvaríos, irregularidades, abusos de poder y prácticas corruptas vuelven a depositar el voto en la urna, pinza en nariz y venda en ojos, con la exclusiva esperanza e ilusión de que no gobiernen “los otros”?

Creo que esto es lo que hay. Y esto es algo que convendría cambiar, si se pretende corregir el camino a ninguna parte en el que han metido al municipio en estos últimos cuatro años.



Emiliano


miércoles, 16 de febrero de 2011

Las armas secretas de Zubieta

Poirot sigue investigando. Hoy les presentamos una de las armas secretas del candidato a la alcaldía de Zuera Luis Zubieta.

La famosa máquina de poner las calles.



Eficacia y modernidad en un solo kit.
 
Según nos cuenta nuestro querido detective el aparato anticorrupción es todavía de mayor calibre.
 
Tiembla Larqué

sábado, 12 de febrero de 2011

jueves, 10 de febrero de 2011

JALISCO RESUELVE EL ENIGMA. Las verdaderas fotografías de la inauguración.

Tras arduas investigaciones, alguna no exenta de peligro, nuestro reportero Josele ha concluido sus pesquisas. Ha tenido que esquivar las presiones de la cúpula del PP y engrasar algunas reticencias, ustedes ya saben, pero por fin el Sr. Fernández Monetario, simpatizante, según él confiesa, del PP de Zuera, nos ha enviado la documentación prometida.


A finales de enero, con el ruego de su publicación, recibimos en la redacción de Jalisco las verdaderas fotografías de la inauguración de los nuevos vestuarios del Campo Municipal de fútbol. Reproducimos íntegra la carta que acompañaba a los archivos fotográficos, en la cual explica los entresijos de esa, según él de ninguna manera reprobable, operación periodística.

Por fin Jalisco puede darles la primicia.

PARA: Los Altos de Jalisco.
DE : Sr. Fernández Monetario.

Señores. Estoy indignado por la furibunda campaña de los socialistas, acompañados vergonzosamente por algunos blogs de tinte antizufariense y antiespañol, acusando a José Manuel de comportarse de forma infantil, incluso fascista han dicho algunos, por eliminar de una fotografía a un tal Luis Zubieta. Por cierto, ¿quién es ese señor?.

Yo, con otros camaradas de la centuria, estuve en la inauguración de los nuevos vestuarios. Lo vi todo. Y, con mis propios ojos, contemplé atónito como de forma sigilosa, cual serpientes, dos socialistas se infiltraban en el acto aprovechándose de la confusión que a veces rodea el comienzo de estas ceremonias. Y, por que no decirlo, también de la tolerancia con la que siempre se comportan nuestros jefes.

Algo inadmisible, señores. Dos rojos, uno el tal Zubieta, el otro, pásmense, Rubalcaba.

Esta es la fotografía vilmente manipulada al asistir a la inauguración los dos socialistas. Juzguen ustedes.


Señores: ¿Qué hacía Rubalcaba  aquí?. ¿Cazar faisanes con Zubieta?. ¿Negociar con ETA?. Porque, repare la buena gente de Zuera, su paisano es un rojo y tiene apellido de separatista.

¿Quién es en realidad este Zubieta?

Convendrán conmigo que su corrección ha sido un acto de responsabilidad. O hubieran preferido acaso que les rompiéramos allí mismo las piernas, que es lo que se merecían.

Y este es la verdadera fotografía. Nuestro líderes alegres, todo en su sitio.

Saludos
Sr. Fernández Monetario
(Alférez Provisional y Caballero Legionario)

PD: No les envió todo esto por dinero si no por patriotismo.

Gracias Fernández. En nombre de Jalisco, muchas gracias. Esperamos seguir contando con tu colaboración.

martes, 1 de febrero de 2011

Polvos y lodos

En el presente mandato municipal están teniendo lugar una serie de acontecimientos que están llamados a repercutir, negativa y obstinadamente, en el devenir del municipio.


Casi todos ellos tienen su origen en el Pacto que activaron el PP y el Par tras las últimas elecciones municipales. Pero más concretamente, en el perfil y las aspiraciones que sostienen los artífices de ese arreglo virtual que nunca llegó a suscribirse, pero que, sin embargo, no ha dejado de materializarse, desde que se constituyó la actual Corporación. Hablamos, lógicamente de Larqué, actual alcalde, y Nasarre Sus, el tercero de una saga de hermanos que accede a un gobierno municipal conformado por los partidos de la derecha.

Pero vayamos con el pacto, arreglo, apaño o como lo queramos denominar.

El hecho de que no conste documento suscrito de compromisos ni referencia a programa alguno o plan de acción conjunta, nos hace situar los fines del mencionado entendimiento en el plano de los intereses personales.

El paso del tiempo no ha puesto al descubierto nada nuevo que no supiéramos de Larqué. Pero sí que nos ha advertido acerca de cuál es la exclusiva motivación que impulsa el quehacer del socio. En el caso del primero, era y es de sobra conocido, que nada puede hacerle más feliz que permanecer donde está. Es decir, estar y continuar de alcalde. Y en el del segundo, no es otra que obtener todo el beneficio personal posible de su paso por el Ayuntamiento. Para eso quieren ellos el poder.

Estas dos circunstancias, conocidas por la mayor parte de la ciudadanía, han venido a aflorar otro problema: la actitud acomodaticia de los administrados que, o bien no se enteran o, sí lo hacen, vuelven la mirada hacia otro lado. Aunque también existe la posibilidad de que lo vean, se enteren y, además, les parezca bien lo que contemplan. Todos los cuales supuestos constituyen un problema serio para la izquierda de Zuera que se identifica con el PSOE. Pero, éste es otro tema.

Esta situación de partida, lo trastoca todo y afecta a lo más hondo de la Administración Municipal: a sus fundamentos. Es decir, a su función, a sus objetivos, a su organización, a la financiación, a las relaciones laborales, etc...O sea, a todo el Sistema. Razón por la cual nos hallamos ante un verdadero punto de inflexión, tras el cual se vislumbra un futuro a la deriva, y todo ello, por razones en absoluto achacables a la crisis, sino al desbarajuste introducido por dos personas en el Ayuntamiento.

Este hecho en sí mismo ya constituye una degeneración del objeto primordial que debe regir la actuación de cualquier administración y que no es otra que perseguir aquellos fines que mejor se adaptan a las necesidades, las expectativas y los derechos de los administrados.

Si bien se sigue manteniendo una actuación municipal visible ante los ojos de los ciudadanos, aunque sea de bajo nivel, ésta carece de encaje en un proyecto global y por lo tanto está sometida a una permanente improvisación. De ahí que sea inevitable que todo cuanto se hace o se deja de hacer, adquiera carácter de verdadera coartada. Ya que más allá de las actuaciones, obras y escenificaciones, lo que verdaderamente prevalece como objetivo a alcanzar son los intereses de los dos accionistas en cuestión. Más escandalosos, por la cosa del sueldo y los abusos, los del socio y más deplorables en el caso del alcalde, que está dispuesto a soportar todo tipo de mentiras y humillaciones con tal de no ver amenazado su cargo.

Al no existir entre las partes un “fin común al servicio de la comunidad”, la primera consecuencia que se deja ver es la parcelación del sistema de gestión. Todo el mundo sabe que en Zuera hay dos Ayuntamientos y, de facto, dos alcaldes cuyas relaciones son las mismas que se establecen entre el paciente y el dentista en aquel famoso chiste de vascos. En Zuera, se sufre por la situación, pero fuera, se burlan de nosotros.

La mencionada parcelación está provocando múltiples consecuencias a cuál de ellas más perniciosa para el buen funcionamiento de la Administración municipal.

La primera es de carácter desintegrador o, si se prefiere, desvertebrador. Se ha roto la estructura de gestión y la unidad de acción y en su lugar, han aparecido grupos de trabajo estancos, no vinculados ética y profesionalmente al municipio, sino a quienes les contratan y pagan. Por supuesto, con el dinero público. En circunstancias normales el trabajo de políticos, técnicos y empleados del Ayuntamiento es un fenómeno convergente, aúna el esfuerzo de todos y, finalmente, repercute positivamente en el interés general de los habitantes de Zuera. Para volver a regenerar el sistema serán necesarios años de trabajo paciente, honrado y eficiente.

Por otro lado, la falta de directrices y de liderazgos claros, que nada tienen que ver con la detentación del mando al estilo caporal, han terminado por desmotivar a una buena parte de la plantilla de personal, testigos como son de excepción, de esa mezcla nunca suficientemente ponderada de ineptitud y desvergüenza que hoy se ha adueñado de la Casa consistorial.

No es de extrañar que tras la falta de motivación surja la desconfianza y la falta de empatía a todos los niveles: con el mando, con el inmediato superior, con los compañeros de trabajo... Y lo que es peor, con los destinatarios de la gestión que no son otros que los ciudadanos o, si se prefiere, la sociedad de Zuera. Circunstancias que sólo conducen a la frustración y a la devaluación del trabajo efectuado.

Hay un privilegio que acompaña a muchas personas que optan por la Función Pública, cuando verdaderamente creen en ella. No me refiero a su sueldo ni a lo indefinido de su contrato. Me refiero al hecho de obtener a través de su trabajo no sólo una remuneración, limitada, pero justa en términos generales, sino a la satisfacción de intervenir directamente en los procesos que impulsan el desarrollo de nuestro municipio o país y contribuir, de esa forma, al bienestar de nuestros conciudadanos .

En su lugar, los actuales gobernantes han inoculado en las relaciones laborales el veneno de la delación y la fidelización partidista, que día a día va destruyendo los tejidos de las relaciones personales, la solidaridad entre compañeros y el gusto por la eficacia y el trabajo generosamente bien hecho.



Emiliano