martes, 16 de octubre de 2012

¿Es el PP de Zuera competente para gobernar el municipio?. Yo creo que no

El Ayuntamiento de Zuera va a la deriva. Nadie lo pone en duda. El último de los síntomas, el que el ciudadano percibe con más claridad, el imposible de ocultar, es que a la paralización absoluta de la actividad se ha unido la sensación compartida de que el PP está desbordado, que es incapaz de dar con las soluciones adecuadas a problemas menores y que su único empeño es resistir mientras pueda en el sillón.

Probablemente será esa incapacidad del PP para lo micropolítico que ya advierte la mayoría de los zufarienses lo determinante para su declive electoral; pero, aunque la torpeza del día a día sea lo más visible, son otros los factores causantes de esta situación.

Los verdaderos problemas de gobernabilidad (de estabilidad, de efectividad en la toma de decisiones y de resolución de demandas), creo, tienen que ver con que a la falta de solidez del Gobierno del PP se le une la ausencia de Proyecto Político. Falta de proyecto político y falta de reflexión, observables en la carencia de un discurso integrador, capaz de valorar e incorporar al “todo” municipal tanto los evidentes avances realizados con gobiernos socialistas como sus propias propuestas, si las tuvieran. Las consecuencias......de libro: programa electoral sin un mínimo de rigor, ausencia de estrategia para implementarlo, falta de liderazgo, sectarismo e incapacidad para transmitir a la ciudadanía que se sigue un rumbo, mucho menos uno compartido.

El PP no sabe qué quiere hacer con Zuera. No sabe cuales son las necesidades del municipio. No sabe interpretar las demandas de la ciudadanía.

Si a todo lo anterior le añadimos las secuelas que produce una visión superficial y afectada de la política, y una praxis en el límite de lo democrático, que incluye su incapacidad para forjar alianzas estables, nos aproximaremos mucho más a la radiografía completa del porqué el absoluto fracaso de estos años, casi seis, de gobiernos de Larqué y Bolea.

Pero, no crean que desconocen sus limitaciones, son completamente conscientes de ellas. Por eso, han eludido tomar decisiones arriesgadas, como norma general no han ejecutado los presupuestos municipales y han huido del desgaste que produce una mínima gestión: no sólo no han realizado ninguna obra de envergadura, sino que han paralizado administrativamente proyectos como el nuevo Polígono Industrial Huertos Norte, imprescindibles para el futuro del municipio; e igualmente por eso, han preferido apostar por otros que eran pura propaganda: la construcción de un nuevo Ayuntamiento en el Colegio Odón de Buen, el apoyo al macro Polígono Industrial de iniciativa privada y la construcción de un nuevo puente en el Gállego, o de una nueva residencia municipal.

Un repaso a las materias que aportan el cemento comunitario para la cohesión social: el apoyo y difusión de la cultura, los festejos, la acción social, la promoción del empleo, etcétera, se saldan con un par de ocurrencias: pintar el Colegio Odón de Buen del azul e intentar cambiar la bandera del municipio.

El colofón, una administración desnortada y 500.000 euros de déficit presupuestario en 2011. Miedo da el resultado de las cuentas de este 2012.

Y, no sólo les faltan ideas, carecen de ese sentido de la solidaridad que aporta la energía cívica necesaria para poner por delante los intereses generales antes que los propios: su exclusiva preocupación por los sueldos del alcalde y sus concejales; el nepotismo en las contrataciones de personal y el sectarismo a ultranza, alimentan sus necesidades particulares pero son una rémora para el mejor funcionamiento de la democracia municipal.

A riesgo de parecer partidario, que no partidista, les aconsejamos contrasten ustedes lo irrelevante de la política de la derecha liderada por Larqué con lo realizado por el partido de la izquierda que ha gobernado varios mandatos en Zuera, el PSOE, pulsando aquí. Las comparaciones son odiosas.

No, el PP de Zuera, en su actual composición, no es competente para gobernar el municipio. Falta capacidad y humildad. Entre la realidad y este PP hay un espacio que se rellenó hace tiempo con narcisismo político: enfermedad peligrosa que lleva a la negación de lo evidente, a la autojustificación y al victimismo.

Vanidad de vanidades.

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