miércoles, 11 de agosto de 2010

Una obra innecesaria e improvisada

Zapatero paga, Larqué inaugura, pero Nasarre contrata


El alcalde se dispone a llevar a cabo con los dineros que le llegan de Zapatero una obra absolutamente innecesaria que nadie le demandaba y que jamás debería ser concebida y mucho menos ejecutada fuera de una visión de conjunto. En concreto se van a malgastar 231.617,76 € para su mayor deleite  y suponemos que también para el de Nasarre que es quien contrata las empresas (casi siempre del mismo tronco) con su peculiar y campechano estilo.
Se trata de la rotura y posterior reconstrucción de la Plaza de España. Un espacio verdaderamente austero, pero que viene cumpliendo su cometido con dignidad y exigiendo muy escasas tareas de mantenimiento.
El llamado casco viejo de Zuera fue objeto de un proyecto de rehabilitación a principios de los años 80, una vez terminado el plan de renovación de las infraestructuras de agua y vertido. Una operación que terminó con algunos de los males endémicos del municipio, las constantes roturas de las redes, y realzó la imagen de todas nuestras calles.
 Como el tiempo no pasa en balde, podría ser llegado el momento de que todo el conjunto viario fuese objeto de una nueva adaptación al momento de desarrollo por el que atraviesa el municipio y que ha derivado en la aparición de nuevos problemas y, sobre todo,  en la expresión de nuevas perspectivas y expectativas sociales. Las nuevas tendencias urbanísticas otorgan a las personas, en este caso a los peatones, un protagonismo, una atención y unos derechos que durante varias décadas se han visto usurpados por los vehículos y el incómodo tráfico que generan, que en algunas calles llega a ser, si no insoportable, si absolutamente perturbador para la tranquilidad y la vida cotidianas. Hace tiempo que muchas ciudades han entrado en esa nueva dinámica. La más cercana, Zaragoza: riberas del Ebro, carril bici y proyecto de tranvía.

 Es posible que  convenga actuar, pero no a salto de mata. Eso es al menos lo que aconseja el buen juicio, las más elementales nociones de planificación y en el momento actual, la situación económica por la que atraviesan las instituciones en general y nuestro Ayuntamiento en particular.
Sin embargo y como es sabido, la provinciana querencia de nuestro alcalde por “hacer cosas que se vean” es tan intensa que le sobran todo tipo de conceptos, teorías o tendencias urbanísticas.
Lo que exige el momento es invertir con expectativas de futuro o esperar, esperar activamente, planificando, diseñando, previendo el porvenir para intentar dar respuesta a las necesidades de un municipio que en cuanto pase la crisis alcanzará la cifra de diez mil habitantes y planteará de inmediato nuevas demandas. 
Emiliano

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Opinando que es gerundio