Durante un tiempo la actividad laboral continúa con normalidad, pero el concejal, que no ha renunciado a sus pretensiones, por alguna circunstancia que tiene lugar a mediados del mes de abril, ve rebosado el vaso de su paciencia. La circunstancia bien pudiera venir dada por el deseo de redactar un proyecto en el el concejal tiene mucho interés: una nueva residencia para mayores cuya ejecución costará más de 8 millones de euros. Es tal la impaciencia e inquietud social que mueve a nuestro concejal de urbanismo que consciente de que el mandato se agota, está dispuesto a hacer todo lo que esté en su mano para al menos "encargar el proyecto" y, si es posible "adjudicar la obra", Todo sea por nuestros mayores.
Henos aquí ante el desencadenante de la situación: el Proyecto de la nueva residencia de Mayores. Un "bocado" apetitoso donde los haya, para cualquier estudio de arquitectos. No por el dinero que vale el proyecto, por supuesto, sino por lo bonito que es hacer una obra para los desvalidos ancianos.
Como es lógico el arquitecto municipal tiene interés en llevarse ese proyecto, circunstancia que aprovecha el concejal para echarle en cara lo egoista e insolidario que es. Quiere el proyecto, pero se niega a aceptar los requerimientos que le viene haciendo el conejal que tan bien se viene portando con él.
Y ásí llegamos al día 19 de abril momento, según nuestra fidelísima información, en el que tiene lulgar la trifulca: el desencuentro aparentemente definitivo entre el concejal y el técnico. Gritos, palabras gruesas (hijo de puta, ladrón, mafioso), amenazas, lágrimas....
Continuara...
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